El tabaco es responsable cada año según la Organización Mundial de la Salud de 8 millones de muertes en el mundo, dentro de las cuales se incluyen las de 7 millones de fumadores y otro millón de personas expuestas al humo de los cigarrillos. Este problema de escala mundial supone toda una amenaza para la salud pública y es una de las principales causas de muerte en todo el planeta.

Las personas que consiguen dejar de fumar no solo se hacen un favor a ellas mismas, sino también a quienes les rodean. Entre los principales beneficios de dejar el tabaco cabe mencionar que:

• 20 minutos sin fumar: el pulso se normaliza y se reduce la presión arterial
• 8 horas sin fumar: la sangre normaliza sus niveles de monóxido de carbono, que comienzan a descender
• 24 horas: el riesgo de sufrir un problema cardíaco se reduce
• 48 horas: comenzamos a notar que los sentidos del gusto y el olfato se recuperan
• 2 semanas: mejora la circulación de la sangre
• 1 mes: comienza a mejorar la capacidad pulmonar, lo que implica que se reducen las fatigas o las toses
• 1 año: los riesgos cardíacos se reducen a la mitad en comparación con los fumadores
• 5 años: los riesgos de padecer diferentes tipos de cáncer se reducen a la mitad

Dejar de fumar no es fácil, pero existen métodos más o menos contrastados que te pueden ayudar si quieres intentarlo. El que más popularidad y mayor tasa de éxito está teniendo durante los últimos años es el cigarrillo electrónico o vapeo. Este método consiste en la sustitución del método de inhalación de nicotina (sustancia que genera la adicción) por uno en el que no haya combustión sino evaporación. De esta manera se dejan de respirar las miles de sustancias tóxicas que se producen en la combustión de un cigarrillo tradicional, que son las más perjudiciales para la salud.

Numerosos estudios avalan que vapear es, al menos, un 95% menos dañino que fumar. Tanto es así que el propio sistema de salud de Reino Unido receta el cigarrillo electrónico como método para abandonar el tabaquismo. Por otro lado, también hay estudios que afirman que no existe la figura del vapeador pasivo, por lo que la incidencia del vapor en otras personas que lo respiran es nula.

Numerosas encuestas sitúan este método como el de mayor tasa de éxito para los ya exfumadores, y aunque existen otros métodos (como chicles, pastillas, parches, acupuntura e incluso hipnosis) ninguno se acerca al cigarrillo electrónico.